Proveniente del lejano oriente, exactamente del Japón, el Sumo reúne elementos de arte marcial, lucha, religión y rito. Al Sumo se le considera un tipo de lucha ceremonial de la religión Shinto, que se remonta a aproximadamente 30 años antes de Cristo.
Esta lucha, que también se considera un deporte, está muy arraigada en la cultura nipona. Los luchadores, conocidos como rikishi, llegan a convertirse en ídolos, dado el esfuerzo que implica llegar a destacar en este arte tan exigente.
Los combates suelen ser bastante cortos, pero es en la ceremonia previa donde se genera mayor interés. Las reglas del Sumo son muy sencillas y sus categorías o divisiones no tienen nada que ver con peso o estatura, más bien tienen en cuenta el palmarés de triunfos de los rikishi, quienes van ascendiendo a medida que ganan un mayor número de combates.
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¿Qué es el Sumo?
El Sumo es el deporte nacional del Japón. Como ya os habíamos adelantado es una lucha ritual entre dos combatientes conocidos como rikishi, quienes se enfrentan en un dohyo (ring) circular. Los japoneses lo consideran un arte. El Sumo mantiene prácticamente intacta la tradición sintoísta, (proviene de la religión Shinto), creencia es autóctona del Japón que venera a los kami (espíritus de la naturaleza).
Al Sumo se le considera un testimonio de la identidad cultural del pueblo japonés, con un arraigo de más de 2.000 años. Ha tenido la capacidad de adaptarse a los tiempos actuales manteniendo sus tradiciones y rituales originales.
Es complicado diferenciar en el Sumo cuál es la parte deportiva, la ritual y la de espectáculo. Lo mejor es apreciarlo como un todo que apasiona a las masas en Japón.
Historia del Sumo
Se estima que el Sumo tiene más de dos mil años de antigüedad. El libro Kojiki, del año 712 tiene datos escritos sobre este tipo de combates, pero se cree que desde la prehistoria ya se practicaba, si se considera la existencia de pinturas murales y leyendas ancestrales que dan testimonio de estas luchas. Hay quienes sostienen que se practicaba el Sumo en rituales agrícolas mediante los que imploraban buenas cosechas.
En el Kojiki del 712, se relata una leyenda según la cual la toma de posesión del archipiélago japonés se logró a través de un combate de Sumo entre el dios del cielo, Takemikazuki (enviado por la diosa Amaterasu para pacificar al país) y Takeminakata (hijo del dios de la tierra Okuninushi-no Mikoto) quien se oponía a que el territorio fuese entregado a los dioses celestes. Esta lucha la ganó Takemikazuki, por lo que Takeminakata tuvo que aceptar que la tierra fuese gobernada por dioses del cielo.
El primer combate entre mortales se realizó en el año 23 antes de Cristo, de acuerdo con lo que aparece en el Nihon-Shoki (crónicas de Japón). El Emperador Suinin le pidió al alfarero Nomi no Sukume que se enfrentara en lucha contra Taima no Kehaya, quien era un fanfarrón que presumía de ser el hombre más fuerte del mundo. El combate fue breve. Sukune golpeó mortalmente a Kehaya en el estómago y el plexo solar y lo dejó malherido. Es por eso que a Sukune se le considera el padre del Sumo.
En el 642 se dio la primera lucha de sumo que ha podido ser autentificada. Según se narra, la Emperatriz Kogyoku entretuvo a los enviados de la Corte de Paekche de Corea con algunos enfrentamientos entre sus guardias de palacio. También hay documentos que certifican que el Sumo se practicaba en ceremonias de coronación y en funciones de la Corte Imperial.
Mientras reinaba el Emperador Shomu (724-749) los luchadores eran reclutados desde todas las regiones de Japón y practicaban en el jardín del Palacio Imperial, en una festividad denominada “sechie”, que se celebraba anualmente en el séptimo día del séptimo mes lunar (sería agosto en el calendario actual). El Emperador Kanmu hizo, a finales del siglo VIII, que el “sechie-zumo” pasase a ser un evento anual en su corte, que se prolongaría hasta el período Heian (794-1185).
El Sumo comenzó a fomentarse como un arte marcial mientras reinó el Emperador Saga (809-823). Entonces, se establecieron reglas y las técnicas fueron refinadas. En torno al siglo XII, fue conformado y establecido el primer shogunato en Kamakura, el Sumo comenzó a ser entendido y practicado como un arte marcial por las clases guerreras. El considerado más ilustre Shogun de la época, Minamoto no Yorimoto, fue un fervoroso practicante de Sumo.
El ring en forma de circunferencia comenzó a aparecer en 1578, en el castillo de Oda Nobunaga, gran señor feudal de la época, quien era muy aficionado al Sumo. Ante las grandes cantidades de gente que se reunía a ver los combates el “ring” era la circunferencia que los espectadores formaban alrededor de los rikishi, sin que hubiera un espacio delimitado. Debido a la popularidad que fue tomando, debían realizarse muchos combates y comenzaron a pintarse círculos en el suelo para delimitar las arenas de lucha.
Entre el período de los estados guerreros hasta el Edo (1603-1867) comenzó a aparecer la figura del patrocinio a los peleadores más fuertes, quienes recibían una generosa recompensa así como el estatus de samurái.
El sistema de clasificaciones comenzó durante el período Edo. Es en este mismo momento cuando se desarrollaron la mayoría de reglas, aspectos y sanciones del Sumo deporte que se practica hoy en día.
Los torneos profesionales de Sumo empezaron a celebrarse en el templo del dios de la guerra Hachiman en el año 1864. Desde 1909 se han efectuado en el Ryogoku Kokugikan, aunque después de la guerra (1945) hasta 1984 se hicieron en el Kuramae Kokugikan.
El Sumo es ahora una actividad internacional. Los rikishi no son solo japoneses. Desde países cercanos al archipiélago, como Mongolia, han surgido grandes luchadores, así como desde otras latitudes: Bulgaria, Alemania, Estados Unidos (Hawaii), Brasil y Argentina, por ejemplo.
Japón se ha reservado exclusivamente la organización del Sumo profesional por medio de su asociación nacional. Entretanto, el Sumo amateur que se practica en el mundo es dirigido por la Federación Internacional de Sumo y sus eventos no son reconocidos por la organización nipona.
Luchador de Sumo
A los “rikishi” o “sumotori” (luchadores de Sumo) se les reconoce por su voluminosa humanidad.
Estos hombres deben medir por lo mínimo 170 centímetros y deben tener un peso de 75 kilogramos en adelante. El peso de un rikishi oscila entre los 100 y 200 kilogramos o incluso más de este tope.
Los combatientes se unen a los gimnasios (heya) desde los 15 años de edad. Ahí van recibiendo el adiestramiento para la competición. El entrenamiento físico deben combinarlo con estudios de cultura e historia del Sumo, caligrafía, anatomía y shigin (antigua forma de poesía cantada). La escuela de Sumo dura alrededor de seis meses.
Si el sumotori no es japonés, entonces su entrenamiento se prolongará por más tiempo, ya que generalmente deben recibir clases de japonés y aprender de la cultura nipona, hasta que tengan una óptima adaptación y compenetración con sus compañeros.
Dieta
Los rikishi llevan una alimentación muy estricta. Estos atletas hacen solo dos comidas al día, porque dentro de su rutina diaria está saltarse el desayuno para entrenar con el estómago vacío y tener mayor apetito a la hora de la comida posterior al entrenamiento físico.
Hay quienes sugieren que los rikishi consumen 20.000 calorías diarias, divididas en dos sustanciosas comidas de 10.000 calorías cada una. Otras versiones señalan que en realidad estos enormes atletas consumen unas 4.000 calorías diarias.
Dentro de sus costumbres alimenticias se incluye la ingesta de tres litros de cerveza a diario y después de las comilonas deben dormir unas 4 horas para hacer más lento el metabolismo y fomentar la acumulación de grasa.
El chankonabe es el plato característico de la dieta del luchador de Sumo. Se trata de una enorme olla que contiene variados ingredientes que cambian por cada gimnasio. Ahí combinan proteínas como carne de buey, cerdo, ternera, pollo, pescados y huevos que se cocinan con algas, tofu, verduras, vegetales, arroz, fideos y cerveza por mencionar algunos elementos. Los encargados de esta preparación son los sumotori de las categorías inferiores.
Entrenamiento
El entrenamiento deben hacerlo en ayunas. Con el estómago completamente vacío consiguen que el metabolismo se ralentice. El trabajo físico se prolonga durante cinco horas e incluye empujar, forcejear y friccionar la piel golpeándola contra el suelo. Un trabajo realmente agotador que se ve compensado al finalizar con el consumo del primer alimento del día.
Traje de sumo
El mawashi es la vestimenta oficial que lleva el luchador de Sumo. Es un cinturón hecho de seda, que puede estar confeccionado en distintos colores, según el gusto del rikishi. Este cinto mide cerca de nueve metros de largo y 60 centímetros de ancho con un peso aproximado de 4 kilos. Con él se envuelve al combatiente con varias vueltas alrededor de su cintura y se sujeta en la parte posterior con un enorme nudo. Los luchadores lo usan más ajustado o más holgado según su conveniencia y algunos lo salpican con agua. Todo para dificultar el agarre del rival.
Algunos mawashi llevan un sagari (flecos) que pueden ser del mismo color del cinto o de otra tonalidad.
El combate de Sumo
El combate de Sumo es de corta duración, porque concluye una vez que uno de los rikishi termina fuera del círculo o toca el suelo con otra parte de su cuerpo que no sea la planta de los pies.
Antes de las confrontaciones todos los rikishi realizan rituales llamados dohyo-iri. Una sinfonía de movimientos para espantar a los malos espíritus. Después aparecen vestidos con los kesho-amawashi y hacen el Makuuchi dohyo-iri que consiste en subir al dohyo para ser presentados ante los espectadores.
Antes del inicio del combate, los oponentes deben mostrarse cortesía mutua inclinando su cabeza frente al otro. Acto seguido se retiran brevemente hacia su rincón para regresar y hacer un shiko, movimiento en el que levantan una pierna para luego dejar caer el pie violentamente sobre el dohyo. Hecho esto, los rikishi se colocan uno frente al otro en cuclillas, se frotan las manos y estiran los dos brazos con las palmas de las manos hacia arriba como muestra de que no tienen armas ocultas.
El ritual se completará, volviendo nuevamente a su rincón para beber un trago de chikara-mizu, un agua purificadora con que se enjuagan la boca. Después, ambos contrincantes se estudian mutuamente como parte de una guerra psicológica antes iniciar el combate. Mientras tanto, cada rikishi toma un puñado de sal y lo arroja sobre el dohyo para purificarlo. La pelea habrá comenzado cuando las manos de ambos rikishi hayan tocado el dohyo.
Reglas del sumo
- El primer luchador que toca el suelo con una parte de su cuerpo que no sea la planta de los pies queda descalificado.
- Aquel luchador que haga contacto con el exterior de la circunferencia de combate, bien sea con sus pies o con cualquier parte de su cuerpo queda eliminado.
- No está permitido que un rikishi utilice alguna técnica ilegal (kinjite) como luxaciones articulares, tirar del pelo, golpear los ojos, estrangulaciones, patadas o tirar del pelo. Quien incurra en esto queda descalificado.
- En caso de que un rikishi pierda el mawashi quedará automáticamente eliminado.
El ring o dohyo es una circunferencia cuya superficie es de arcilla. Tiene 4,55 metros de diámetro, ubicado a una altura de entre 34 y 60 cm. Está delimitado por una tawara (soga de arroz) que debe estar enterrada en la arcilla. En el centro de la circunferencia se dibujan dos líneas conocidas como shikiri-sen, donde los luchadores se ubican antes de iniciar hostilidades.
Otras artes marciales japonesas: